¿Por qué se celebra la Fiesta de Halloween cada 31 de octubre?

¿Por qué se celebra la Fiesta de Halloween cada 31 de octubre?
En Irlanda se originó esta celebración que cada año cobra más fuerza. He aquí su historia y masificación.

El origen de la fiesta de Halloween es antiquísima y proviene de la unión de dos celebraciones totalmente diferentes. Por una parte la cristiana del Día de Todos los Santos y por otra el Samhain, una celebración celta en la que celebraban el final de la época de las cosechas y se iniciaba un nuevo periodo, el Año Nuevo Celta. Esa mezcla entre lo viejo y lo nuevo hacía que, los mitos y leyendas acerca de espíritus que regresaban y se mezclaban entre los vivos en aquella celebración, tomase un carácter misterioso, teniendo a la muerte como protagonista de la fiesta.
Existía la creencia que decía que los muertos se mezclaban con los vivos con la intención de llevarse algunas almas. La solución que tenían los humanos para engañarlos y no ser llevados era disfrazándose de espíritus malignos.
El término Halloween proviene de la frase ‘All Hallows’ Eve’, que significa ‘Víspera de Todos los Santos’. La importante inmigración que hubo a partir de mediados del siglo XIX en la que más de 3 millones de irlandeses se trasladaron hasta los Estados Unidos, hizo que éstos se llevasen consigo sus tradiciones y costumbres, siendo la de Halloween una de las más aceptadas y populares (fueron los propios irlandeses quienes acuñaron el término, mucho antes de viajar hasta EEUU).
La fiesta de Halloween, en la que tanto adultos como niños se disfrazan y pasan una divertida a la vez que terrorífica noche, ha adquirido una popularidad inesperada, celebrándose en la actualidad prácticamente en todos los rincones del planeta y compartiendo espacio con otras muchas tradiciones locales que se realizan en la Víspera de Todos los Santos.

La Calabaza / la lampara para ahuyentar los malos espiritus
La costumbre de ahuecar y tallar una calabaza para convertirla en un farol llamado Jack-o-lantern tiene su origen en el folklore irlandés del siglo XVIII. Según se cuenta, Jack era un notorio bebedor, jugador y holgazán que pasaba sus días tirado bajo un roble. La leyenda cuenta que n una ocasión, se le apareció Satanás con intenciones de llevarlo al infierno. Jack lo desafió a trepar al roble y, cuando el diablo estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el tronco para impedirle descender. Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le permitiría bajar si nunca más volvía a tentarlo con el juego o la bebida.
La historia dice que cuando Jack murió no se le permitió la entrada al cielo por sus pecados en vida, pero tampoco pudo entrar en el infierno porque había engañado al diablo. A fin de compensarlo, el diablo le entregó una brasa para iluminar su camino en la helada oscuridad por la que debería vagar hasta el día del Juicio Final. La brasa estaba colocada dentro de una cubeta ahuecada "llamada nabo" para que ardiera como un farol durante mucho tiempo.
Los irlandeses solían utilizar nabos para fabricar sus "faroles de Jack", pero cuando los inmigrantes llegaron a Estados Unidos advirtieron que las calabazas eran más abundantes que los nabos. Por ese motivo, surgió la costumbre de tallar calabazas para la noche de Halloween y transformarlas en faroles introduciendo una brasa o una vela en su interior. El farol no tenía como objetivo convocar espíritus malignos sino mantenerlos alejados de las personas y sus hogares.
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